Dicen que a través de las palabras el dolor se hace más
tangible, casi tanto que puedes sentir como corta tu piel y descuartiza tus
emociones. Me encuentro solo en esta habitación, solo en mi propio mundo de
paranoia. Mil pensamientos por segundo. Oigo la voz del homicida, que me dice
que acabe con todo de una vez, que el sufrimiento no es digno. Estoy tan solo.
He perdido muchas personas importantes en mi vida. Algunos murieron, otros, se
alejaron de mi infértil y enfermiza existencia, anclada en recuerdos del pasado
y de mejores tiempos.
Con gran esfuerzo, camino como puedo a la persiana que cubre la
ventana de mi piso. Levanto la misma. La caída sería terrible para cualquiera.
No estoy dispuesto a sufrir tanto. La calle, esta vacía a estas horas de la
noche, y una niebla densa cubre las aceras de la ciudad. La luz tenue de las
farolas apacigua mi ansiedad, mientras me pierdo observando la inmensidad en el
horizonte. Quizá pensaría eso si de verdad quedase un mínimo resquicio de vida
en mi interior. La pesadez de mi cuerpo solo es comparable con la de una enorme
barra de hierro. Mi cabeza apenas puede sostener el mas ínfimo resquicio de mi
ser.
Lo he perdido todo: amigos, familia, trabajo… Todo lo que
constituía mi motor vital ha sido arrancado de mi cuerpo, como si de una mala
hierba se tratase. No espero que recuerdes este relato, ni siquiera que sientas
lástima, pues no la merezco.
Mientras escribo estas líneas, me deslizo en la bañera de
agua caliente de mi cuarto de baño. La luz de las velas iniciará mi viaje a un
nuevo mundo, donde el sufrimiento no exista, donde pueda recuperar todo aquello
que el destino me arrebató.
Si tan solo pudiera volver un momento atrás. Si tan solo
pudiera hacer algo para evitarlo. Pero ya es demasiado tarde, he perdido la
esperanza en los hombres y en sus leyes. El tiempo que separa la delgada línea
entre la vida y la muerte cada vez parece aproximarse más, hasta el punto en
que la agonía supera toda sensación gratificante que pudiera haber en el baño.
¡Basta de pensar! Debo hacerlo –espeté contra mi mente.
El filo del cuchillo fascina mis sentidos, alterados por mi deplorable
estado mental. Su hoja es magnífica. Su filo es asombrosamente tétrico a la luz
de las velas.
Una vez colocado sobre las muñecas, no puedo más que exhalar
un último suspiro y encomendarme a las fuerzas divinas que rigen la naturaleza.
Uno, dos, tres… y ya está.
Es como un salto de fe pero en sentido contrario. Impresionante, un abrazo Sergio
ResponderEliminarEso es, yo no lo hubiera expresado mejor, un fuerte abrazo.
EliminarTe felicito, muy bien escrito, se masca la desesperanza desde el principio hasta el final. Solo el titubeo ante el vacío deja algún resquicio a una salida. Me ha gustado, un saludo.
ResponderEliminarGracias, me alegro mucho :)
ResponderEliminarIncreíble, me ha hecho sentir lo mismo que iba diciendo el relato. Los pelos de punta. Me ha encantado, un saludo.
ResponderEliminarGracias amigo ;)
EliminarSaludos, muy bueno tu relato. Una narración impecable que hace ver y sentir la desesperanza del protagonista que lo lleva a la muy dura y quizá única solución a su modo de ver. Éxitos!
ResponderEliminarEscalofriante! Uno, dos y tres... qué frialdad! Muy bueno.
ResponderEliminarUn estilo inquietante-mente familiar. Muy bueno.
ResponderEliminarHaces del suicidio una de las bellas artes. Una prosa afilada como el cuchillo ejecutor. Muy bueno, Sergio. Salu2
ResponderEliminarGracias chicos y chicas, os deseo suerte si os presentais al concurso, aunque el mejor premio para mi siempre será compartir estas historias y sensaciones con vosotros, un abrazo!!! =)
ResponderEliminarMuy bueno, Sergio!! Si me permites decirlo creo que este es uno de tus mejores relatos, no solo por el argumento sino también por la narración y las imágenes que construyes con las palabras. Has transmitido a la perfección esa desesperanza, esa "nada" existencial que posee al prota. Felicidades y suerte en el concurso.
ResponderEliminarAbrazosssss.
Un comentario muy constructivo, muchas gracias Julia. Este fue un relato con el que pude sentir a la perfección el sentimiento que quería transmitir y a la vez que fuera cogiendo fuerza a medida que avanzaba en el mismo. Saludos!! =)
EliminarMuy bien narrado, y como dicen por ahí, casi haces que el suicidio sea bonito. Me encantó la descripción de la hoja del cuchillo por parte del prota. Saludos.
ResponderEliminarBuen relato. y ya está, como el que corta una barra de pan!! Saludos
ResponderEliminarjajaja ni más ni menos paola ;) Saludos!!
EliminarMuy bueno, Sergio. Bien descrito ese escenario de velas reflejándose en la hoja del cuchillo.
ResponderEliminarUn saludo.