sábado, 10 de enero de 2015

Intangible



Dicen que a través de las palabras el dolor se hace más tangible, casi tanto que puedes sentir como corta tu piel y descuartiza tus emociones. Me encuentro solo en esta habitación, solo en mi propio mundo de paranoia. Mil pensamientos por segundo. Oigo la voz del homicida, que me dice que acabe con todo de una vez, que el sufrimiento no es digno. Estoy tan solo. He perdido muchas personas importantes en mi vida. Algunos murieron, otros, se alejaron de mi infértil y enfermiza existencia, anclada en recuerdos del pasado y de mejores tiempos.

Con gran esfuerzo, camino como puedo a la persiana que cubre la ventana de mi piso. Levanto la misma. La caída sería terrible para cualquiera. No estoy dispuesto a sufrir tanto. La calle, esta vacía a estas horas de la noche, y una niebla densa cubre las aceras de la ciudad. La luz tenue de las farolas apacigua mi ansiedad, mientras me pierdo observando la inmensidad en el horizonte. Quizá pensaría eso si de verdad quedase un mínimo resquicio de vida en mi interior. La pesadez de mi cuerpo solo es comparable con la de una enorme barra de hierro. Mi cabeza apenas puede sostener el mas ínfimo resquicio de mi ser.

Lo he perdido todo: amigos, familia, trabajo… Todo lo que constituía mi motor vital ha sido arrancado de mi cuerpo, como si de una mala hierba se tratase. No espero que recuerdes este relato, ni siquiera que sientas lástima, pues no la merezco.

Mientras escribo estas líneas, me deslizo en la bañera de agua caliente de mi cuarto de baño. La luz de las velas iniciará mi viaje a un nuevo mundo, donde el sufrimiento no exista, donde pueda recuperar todo aquello que el destino me arrebató.

Si tan solo pudiera volver un momento atrás. Si tan solo pudiera hacer algo para evitarlo. Pero ya es demasiado tarde, he perdido la esperanza en los hombres y en sus leyes. El tiempo que separa la delgada línea entre la vida y la muerte cada vez parece aproximarse más, hasta el punto en que la agonía supera toda sensación gratificante que pudiera haber en el baño.

¡Basta de pensar! Debo hacerlo –espeté contra mi mente.

El filo del cuchillo fascina mis sentidos, alterados por mi deplorable estado mental. Su hoja es magnífica. Su filo es asombrosamente tétrico a la luz de las velas.

Una vez colocado sobre las muñecas, no puedo más que exhalar un último suspiro y encomendarme a las fuerzas divinas que rigen la naturaleza.

Uno, dos, tres… y ya está.

17 comentarios:

  1. Es como un salto de fe pero en sentido contrario. Impresionante, un abrazo Sergio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es, yo no lo hubiera expresado mejor, un fuerte abrazo.

      Eliminar
  2. Te felicito, muy bien escrito, se masca la desesperanza desde el principio hasta el final. Solo el titubeo ante el vacío deja algún resquicio a una salida. Me ha gustado, un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Increíble, me ha hecho sentir lo mismo que iba diciendo el relato. Los pelos de punta. Me ha encantado, un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Saludos, muy bueno tu relato. Una narración impecable que hace ver y sentir la desesperanza del protagonista que lo lleva a la muy dura y quizá única solución a su modo de ver. Éxitos!

    ResponderEliminar
  5. Escalofriante! Uno, dos y tres... qué frialdad! Muy bueno.

    ResponderEliminar
  6. Un estilo inquietante-mente familiar. Muy bueno.

    ResponderEliminar
  7. Haces del suicidio una de las bellas artes. Una prosa afilada como el cuchillo ejecutor. Muy bueno, Sergio. Salu2

    ResponderEliminar
  8. Gracias chicos y chicas, os deseo suerte si os presentais al concurso, aunque el mejor premio para mi siempre será compartir estas historias y sensaciones con vosotros, un abrazo!!! =)

    ResponderEliminar
  9. Muy bueno, Sergio!! Si me permites decirlo creo que este es uno de tus mejores relatos, no solo por el argumento sino también por la narración y las imágenes que construyes con las palabras. Has transmitido a la perfección esa desesperanza, esa "nada" existencial que posee al prota. Felicidades y suerte en el concurso.

    Abrazosssss.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un comentario muy constructivo, muchas gracias Julia. Este fue un relato con el que pude sentir a la perfección el sentimiento que quería transmitir y a la vez que fuera cogiendo fuerza a medida que avanzaba en el mismo. Saludos!! =)

      Eliminar
  10. Muy bien narrado, y como dicen por ahí, casi haces que el suicidio sea bonito. Me encantó la descripción de la hoja del cuchillo por parte del prota. Saludos.

    ResponderEliminar
  11. Buen relato. y ya está, como el que corta una barra de pan!! Saludos

    ResponderEliminar
  12. Muy bueno, Sergio. Bien descrito ese escenario de velas reflejándose en la hoja del cuchillo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar