lunes, 19 de enero de 2015

El último adiós


Creo que he visto a ese hombre más veces. Creo que ya lo recuerdo. Estaba cuando murió mi abuelo. Y mi padre. Y otros miembros de mi estimada familia.

Por unos segundos he tenido esa visión de estar presenciando algo sobrenatural. Como sea, recuerdo con clara y firme serendidad el día en que murió mi padre.

Yo no lloré, ni lo hice ni lo haré por nadie más, pues ya es suficiente el dolor que siente mi corazon recordando el transcurso de los acontecimientos.

Fue una muerte natural, pero a la vez dulce, como la vida misma. La ceremonia se celebró por la tarde, con las primeras luces del atardecer.

Después de la misa solemne, seguimos al cura por los pasillos del cementerio, mientras otros pobres recorrían el pasillo con la misma suerte que nosotros. Al llegar, unas palabras de regocijo delante de su tumba. Mi madre lloraba desconsoladamente.

Mientras la acompañaban de vuelta al coche, me quede un rato hablando a solas con el cura, hasta que se marchó a atender otros menesteres.

Yo me quedé allí, solo, mientras todos me esperaban sin prisa a las puertas del camposanto.

Rogué al cielo por el descanso eterno de mi alma, entonces, me encaminé hacia la entrada. No pude evitar entretenerme por el camino, contemplando aquel mausoleo, tan solemne y tan bello, tan magnífico.

Estaba yo ya enajenado, perdido en mis propios pensamientos, contemplando aquella estatua del mausoleo, cuando de pronto se apareció aquel ser, dejando entrever la mitad de su cuerpo, oculto detrás de la figura de piedra.

Tan pronto como aparecio y dejó clavado en mis ojos su mirada impasible pero relajada, se escondió entre los arbustos para no regresar más.

¿Por qué me observaba? ¿Quizá seria mi ángel de la guarda queriendo protegerme?

En cualquier caso, su presencia me infunde temor, pues no estoy seguro de si ese es su propósito, o de que yo sea el siguiente en ser presentado en una urna de metal, enterrado bajo la losa y colmado de fútiles rosas.

5 comentarios:

  1. Me gustó el misterio que encierra ese ángel vigilante, las intenciones que hay detrás de él. Muy bueno.
    Saludos :)

    ResponderEliminar
  2. Inquietante presencia... cómo estar seguro de sus intenciones? Me gusta esa duda en la que nos dejas y el ambiente gris y sombrío que nos presentaste antes. Estupendo relato!

    Por cierto, no pude responder a tu último comentario en mi blog porque la opción estaba desatitvada al parecer, pero aprovecho ahora para darte las gracias :)

    Un abbrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues fijate que a mi no me gustan nada las dudas! Jajaja bueno no pasa bada, cosas del internet, un saludo ^^

      Eliminar
  3. Era yo el que miraba al protagonista. Puesto que me había comido una chocolatina que encontré por la zona y suponiendo que era del prota me escondí en los matorrales esperando que no viniera a por mi D:
    Aún sigo escondido, ¿puedo salir ya?

    ResponderEliminar