Izan y Eric, sin más planes aquella tarde de verano, decidieron irse al monte a hacer una barbacoa.
Fueron juntos al supermercado y compraron cervezas, carne para asar y un poco
de combustible para la barbacoa. Justo después de comprarlas emprendieron el viaje a bordo del viejo Golf
de Izan, que le habían dejado sus padres cuando se compraron un Volkswagen más moderno.
Estuvieron un buen rato comiendo y bebiendo, hasta que el sol comenzaba a ponerse en el horizonte. Entonces, recogieron sus cosas y se montaron de nuevo al coche. Izan conducía por el pedregoso camino, que no estaba para nada preparado para un coche de ciudad.
Mientras conducían, Izan puso la música de la radio.
-Oye Izan, ¿tú qué harías si supieras que esta es la última noche del mundo?
-Vaya preguntas que haces Eric.
-No, pero ahora en serio, ¿cómo crees que sería el fin del
mundo?
-Pues yo creo que sería algo así como una tercera guerra
mundial, desencadenada por la falta de recursos, el agua sobre todo, y nos enfrentaría
con los estadounidenses porque no respetan el medio ambiente y nos llevarían al
desastre.
Los dos se echaron a reír mientras descendían despacio el camino de tierra.
-Y tu Eric, ¿cómo crees que sería?
-Yo creo que vendrían
unos seres súper inteligentes de otra galaxia y vendrían a conquistarnos, o
bien a destruir nuestro planeta si nos negamos a colaborar.
-¿Extraterrestres? Vamos hombre, ¿todavía crees en esos
cuentos?
-Es verdad Izan, es imposible que en la inmensidad del
universo no haya al menos una civilización como la nuestra, o al menos otras
formas de vida pluricelulares.
-Eric, pero si todavía no se ha logrado demostrar, ni
siquiera los mejores científicos han encontrado evidencias sobre la existencia
de vida en otros planetas.
-Matemáticamente sí se ha demostrado que existe vida.
-Pero no tienen ninguna fotografía ni video, yo no lo he
visto por ningún sitio. O qué pasa, ¿que ahora nos lo vamos a creer porque unos
números lo digan? Santo Tomás también demostró en sus vías la existencia de
Dios, pero nadie lo ha visto.
-Izan, amigo mío, te digo yo que algún día esos hallazgos
serán algo más que papel mojado.
Estoy con Erick, es cuestión de tiempo. Bacterias ya han encontrado pero es más lógico que el mundo se acabe por nuestra incompetencia. Una escapada a la montaña de lo más reflexiva. Un abrazo
ResponderEliminarYo también estoy con él, como decía Einstein, la estupidez humana es lo más grande existe, o algo así jajaja abrazos!!
EliminarInteresante reflexión entre dos amigos. Buena ambientación. Un saludo.
ResponderEliminarUn relato reflexivo e interesante.
ResponderEliminarNuestra especie es una de tantas de las que habitan en el universo, que seamos lentos para darnos cuenta no significa que no existan.
Me ha encantado.
Un abrazo.
Muy interesante el dialogo, me ha gustado la frase final.
ResponderEliminarUna buena conversación y muy reflexiva. Un abrazo
ResponderEliminarEs el eterno dilema... ¿estamos sólos en el universo?... y el caso es que aunque se encuentren evidencias, todavía tardaremos mucho en saberlo, porque luego llegan las conspiraciones. En fin, el tema está abierto a tantos caminos que a veces la imaginación puede convertirse en una buena aliada.
ResponderEliminarEn el texto los personajes son más prácticos: una barbacoa da para mucho, jeje. Estuvo bien ser testigo del momento que nos traes. Un saludo!!
Gracias Sonia, creo que las indagaciones se las dejaremos a los de Cuarto Milenio, y ya que hagan sus averiguaciones o conspiraciones jajaja Saludos!!
EliminarCierto, tarde o temprano, tal vez no nos toque vividlo, pero se descubrirá mucho sobre la existencia de cosas que hoy día aún ponemos en tela de juicio y causa diversas opiniones.
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